(descripción extraída de un texto del Gobierno de Canarias)
Lanzarote se extiende sobre una superficie de 864 km2, representando, por extensión, la cuarta isla de las Canarias. Se han designado siete ZEPA, la mayor parte de las cuales reviste interés para la conservación del «guirre» (Neophron percnopterus majorensis), y cubren cerca de 46619,05 ha, es decir, alrededor del 53 % de la superficie de la isla y los islotes limítrofes.
Además, en Lanzarote se han declarado 11 zonas especiales de conservación (ZEC) que ocupan 27068,04 ha, alrededor del 31 % de la superficie de la isla y los islotes.
La isla acoge una Reserva de la Biosfera de la UNESCO desde el 7 de octubre de 1993 con 122610 ha, 84810 de las cuales son de entorno terrestre y 38000 de entorno marino.
En Lanzarote hay 12 áreas de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, que cubren 30 473,9 ha (el 35 % de la superficie de la isla y los islotes): una reserva natural integral, dos parques naturales, cinco monumentos naturales, dos paisajes protegidos y dos lugares de interés científico. Es de gran interés el Parque Nacional de Timanfaya (5107 ha), el único parque nacional español de carácter eminentemente geológico, ejemplo del vulcanismo reciente e histórico en la Región Macaronésica.
La mayor parte del territorio de la isla se extiende bajo los 200 metros de altitud, alcanzando la cota máxima en el pico de Peñas del Chache, a 671 m sobre el nivel del suelo. En el norte de la isla se extiende el archipiélago Chinijo, compuesto por cinco pequeñas islas.
Lanzarote forma junto con Fuerteventura un único sistema volcánico de 20 millones de años de antigüedad, separado por el estrecho de la Bocaina, donde la profundidad del mar no supera los 40 metros.
El paisaje de Lanzarote se caracteriza por el contraste entre los macizos volcánicos más antiguos, en los que predominan los procesos erosivos, y las estructuras volcánicas originadas por la actividad eruptiva más reciente, sobre todo la registrada en el siglo XVIIII en Timanfaya. Se pueden distinguir cinco áreas claramente diferenciadas: los macizos antiguos de Famara y Ajaches, dos áreas de vulcansimo reciente (La Corona y Timanfaya) y la zona del Jable. Las formaciones más antiguas de la isla coinciden con la parte norte del macizo de Famara y con la parte sur del macizo de los Ajaches, donde la erosión ha excavado una red de drenaje en la que las gargantas presentan una forma de U típica y se encuentran las zonas más impracticables.
En la parte septentrional de la isla, el volcán y las coladas de La Corona, de 21000 años de antigüedad, constituyen una emersión paisajística de relevancia.
La zona de Timanfaya engloba todas las estructuras volcánicas que se remontan al siglo XVIII y que ocupan un cuarto de la isla, incluyendo el Parque Nacional de Timanfaya y el Parque Nacional de Los Volcanes y La Geria. Se trata, fundamentalmente, de un paisaje volcánico con conos y campos de lava poco alterados a los que se unen los campos de ceniza de La Geria, que se han utilizado para crear un sistema agrícola único para el cultivo de la vid.
Además, en la parte central de la isla se encuentra El Jable, un área cubierta de arena de origen orgánico que genera un paisaje de dunas de gran interés paisajístico y biológico.
El clima se caracteriza por temperaturas medias (17°-20°), menos calientes que las que se registran en las islas más occidentales debido a la influencia de las corrientes frías de las Islas Canarias. La humedad relativa es bastante elevada. Las precipitaciones medias son irregulares y permanecen bajo los 200 mm. El viento constante y regular es un elemento característico del clima de la isla.
La vegetación actual de la isla de Lanzarote es, en gran parte, el fruto de modificaciones antrópicas. La vegetación climácica está representada únicamente por los «tabaibales» de Euphorbia balsamifera («tabaiba dulce»), muy abundantes en el volcán de La Corona, y por la presencia de pequeños restos de olivares en Famara. Son interesantes las formaciones vegetales a lo largo de las áreas costeras y las que colonizan las áreas volcánicas, con la presencia de numerosos endemismos.
Al igual que Fuerteventura, la isla de Lanzarote posee una escasa diferenciación ecológica que determina la presencia de un número relativamente reducido de especies. Hay 2331 especies terrestres censadas, el 87,65 % de las cuales son autóctonas. De las especies autóctonas, 478 son endémicas de las Islas Canarias y 104 son endémicas de Lanzarote (78 artrópodos, 14 moluscos, 11 plantas vasculares y un liquen). Los artrópodos son el grupo con mayor número de especies (1339), seguido de las plantas vasculares, con 13 especies de helechos y 420 de fanerógamas (57 endémicas de las Canarias) y, finalmente, por los hongos, con 221 especies.
En Lanzarote hay 41 especies de aves nidificantes censadas, 18 en La Graciosa, 20 en Alegranza, 15 en Montaña Clara, 7 en Roque del Este y 6 en Roque del Oeste. Entre ellas destacan la especies de las zonas esteparias asociadas a las llanuras xerófitas arenosas y rocosas que ocupan gran parte de la isla, en las que es posible encontrar poblaciones importantes de especies como la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae), el corredor sahariano (Cursorius cursor), el alcaraván (Burhinus oedicnemus) y el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus).
Las aves de paredes y acantilados también constituyen un grupo bien representado en la isla, con el cernícalo vulgar (Falco tinnuculus), el halcón tagarote (Falco pelegrinoides) y el halcón de Eleonora (Falco eleonorae). La importancia ornitológica de la zona se completa con el elevado número de aves migratorias o hibernantes que se observan en los islotes del norte de Lanzarote.
Lanzarote es, junto con Fuerteventura, la única isla de las Canarias que acoge (con cerca de 6 territorios reproductivos censados en 2017) al guirre, que ha desaparecido de las demás islas del archipiélago.